Por todo el mundo es conocido que
Finlandia es uno de los países cuyos alumnos obtienen unos resultados
estupendos en las pruebas internacionales que se realizan para baremar la
calidad de los sistemas educativos de una gran cantidad de naciones. De hecho,
este país siempre es uno de los punteros en todas las materias que se evalúan
en el informe PISA.
El sistema finés se caracteriza
por ser una enseñanza totalmente gratuita para toda la población, ser un
sistema igualatorio y obligatorio en el periodo de edades comprendido entre los
7-16 años y contar con los profesores de primaria más preparados. Los alumnos
con necesidades especiales cuentan con profesor especializado en esos casos. A
partir de los 16 años, los estudiantes tienen la posibilidad de seguir dos
vías: una formación teórica (en escuelas secundarias superiores y
universidades) o una formación profesional (en escuelas profesionales).
Entonces, si varias de estas
características también las tiene el sistema educativo español, ¿dónde radican
las diferencias entre ambos? Pues la respuesta es más o menos sencilla, se
podría decir que reside en el “cómo”.
En Finlandia los alumnos cuentan
con el mismo profesor durante los primeros 6 años e imparte todas las materias.
La figura del profesor goza de un gran prestigio, no obstante, solo logran
plaza los mejor cualificados ya que es la directiva de cada centro educativo la
que desarrolla su propio currículo educativo y elige a los profesores más
idóneos (los mejores) de acuerdo con ello. Los centros educativos reciben los
fondos por parte del Estado atendiendo a la obtención de mejores resultados o
peores. Además en cada clase rara vez se alcanzan los 20 alumnos y la relación
con el profesor es muy estrecha. Los alumnos finlandeses cuentan cada curso con
“solo” 608 horas lectivas (por las 875 horas con las que cuenta España). Dentro
de la gratuidad de la enseñanza se incluyen los gastos sanitarios del alumno,
una comida al día en el centro educativo y los libros del periodo de primaria (cada
centro le da gratis a cada alumno los libros necesario). Además los alumnos que
viven a más de 5km del centro, tiene el derecho a solicitar el reembolso de los
gastos de transporte. También es reseñable el alto grado de responsabilidad de
los alumnos con su aprendizaje y que estos no presentan ningún estrés ante las
notas porque no se repite curso. Otro dato llamativo es la escasez de deberes
que se les manda a los alumnos ya que de esa manera se favorece la asistencia a
actividades extraescolares muy beneficiosas para completar su formación como
son: ir a bibliotecas, ludotecas, cines, actividades deportivas…
Pero quizás las dos principales diferencias
entre ambos países son que en Finlandia, aunque se cambie de signo en el
Gobierno del país, el sistema educativo y su legislación no se toca (en España se
cambia cada vez que entra a gobernar un partido diferente, parece que todos
ellos quieren dejar su huella y lo cambian en la medida que les parece
oportuno), y que allí la figura de los padres cobra una relevancia esencial en
la educación porque ellos se saben los primeros responsables en la educación de
sus hijos hasta los 7 años (valga como dato que el 80% de las familias acuden
los fines de semana a las bibliotecas para fomentar el gusto por la lectura).
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